Origen de la homeopatía

La homeopatía, del griego homoios (semejante) y pathos (enfermedad), fue creada por Samuel Hahnemann, médico alemán de finales del s.XVIII.

Rechazando las medicinas fuertes, purgas violentas, sangrías y otras prácticas médicas agresivas de la época, durante los primeros años de su profesión no ejerció la medicina clínica, sino que se dedicó a la traducción de obras médicas y lingüísticas.

Las primeras ideas sobre la homeopatía surgen cuando traduce un libro en el que se describen los efectos terapéuticos de la quinina en la curación de las fiebres intermitentes o malaria. Hahnemann comenzó a investigar el fenómeno descrito autoadministrándose dosis masivas de quinina y experimentando su reacción. Los efectos observados en su propio organismo fueron precisamente los típicos de un estado febril, lo que llevó a Hahnemann a asociar los síntomas producidos por la sustancia en un individuo sano con los síntomas similares de un individuo enfermo que era curado con dicha sustancia administrada a dosis más bajas.

Continuó experimentando con más de 200 sustancias vegetales, minerales y animales, anotando cuidadosamente los síntomas que dichas sustancias producían en un individuo sano y observó cómo al diluír y dinamizar estas sustancias con las que experimentaba y al administrárselas a individuos enfermos, estos mejoraban sus síntomas, idénticos a los experimentados por individuos sanos.

Observó también que cuanto más diluidas y dinamizadas se administraban las sustancias, más profunda y duradera era la curación de tales pacientes

Principios de la homeopatía

Para Hahnemann, el organismo posee una fuerza vital cuya función, en estado normal, consiste en regular todo el organismo proporcionándole una capacidad natural de autocuración, la Vis Natura Medicatrix.
Cuando esta energía vital se desequilibra, se limita o se bloquea, el organismo enferma.

Según Hahnemann, bastaría un pequeño impulso para activar, equilibrar o desbloquear el proceso de autocuración del enfermo y conseguir la restauración eficaz de la salud.

El desequilibrio causado en el organismo puede ser de distintos tipos, pero lo importante a la hora de buscar un remedio es determinar en qué sentido se ha producido el desequilibrio de la Natura Medicatrix, y éste viene determinado exclusivamente por los síntomas de la enfermedad. Los homeópatas ven los síntomas de la enfermedad como señales de que el organismo está utilizando su poder natural de curación para combatirla. Administrando el remedio homeopático que produjera síntomas semejantes, se estimularía esa fuerza vital que pondría en marcha la curación en lugar de suprimir los síntomas.

El principio de ‘lo semejante’ cura ‘lo semejante’ ( Similia Similibus Curentur ) puede ya encontrarse en los escritos de Hipócrates, el padre de la medicina, que datan del siglo V a. C.

Esta ley define que el remedio más adecuado para curar cualquier enfermedad es aquella sustancia que, administrada a personas sanas, produce en ellas los mismos síntomas que presenta el paciente enfermo al que queremos curar

A lo largo de más de 200 años se ha ido experimentando con más de 3000 remedios de la naturaleza, tóxicos a dosis elevadas, los síntomas que producían en personas sanas administrados a dosis mínimas, tanto a nivel físico como mental y emocional, describiendo exactamente esos síntomas, sus características, su localización, sus modalidades de horario, agravación, mejoría…

Así por ejemplo la eufrasia, una planta irritante para los ojos, se utiliza como remedio calmante para ojos sensibles y conjuntivitis, o la cebolla, que provoca lagrimeo, irritación nasal y moqueo, se usa para tratar síntomas alérgicos y catarrales.

Los síntomas del paciente guían al homeópata hacia el remedio necesario que, administrado a dosis infinitesimales, activará el poder de autocuración de su fuerza vital.

Los remedios naturales de origen vegetal, mineral o animal se diluyen sucesivamente en proporciones decimales(1/10) o centesimales (1/100) de agua con alcohol y se dinamizan aplicando unas sacudidas o sucusiones a dichas diluciones.

Estas nuevas dosis, diluidas y dinamizadas, pierden el efecto tóxico de la sustancia original y estimulan la fuerza vital del paciente hacia su curación.

Hahnemann observó que cuanto más se diluía y dinamizaba una sustancia, más potente, largo y profundo era su efecto curativo.

«No hay enfermedades, sino enfermos»

Los homeópatas consideran que los síntomas de una enfermedad son propios, característicos de la persona, únicos en cada enfermo.

Para hacer un diagnóstico correcto desde el punto de vista homeopático, hay que observar al paciente, realizar una historia clínica completa, remarcando los síntomas raros, curiosos y particulares del paciente, relegando los síntomas comunes de la enfermedad a un segundo plano, considerando al paciente en su totalidad, en su entorno y contexto particulares a la vez que sus estados emocional y mental.

Se valora también el posible origen emocional de la enfermedad, la causa desencadenante. Tras todo ello se prescribe un tratamiento individualizado, particularizado, que estimulará las reacciones defensivas del organismo de forma global, ordenando y acelerando el proceso de curación independientemente del diagnóstico de su enfermedad.

Diferencias entre la homepatía y la medicina convencional

Homeopatía

1. Individualiza al paciente, resaltando los síntomas raros, curiosos, particulares del enfermo. Los síntomas comunes de la enfermedad son relegados a un segundo plano.

2 .Diagnostica individualmente al paciente. Diferencia a los pacientes aún con diagnósticos idénticos de enfermedad.

3. Considera el enfermo como una totalidad: un órgano enfermo refleja únicamente la localización de un desorden general.

4 .Resalta la importancia del estado emocional y mental del paciente a la hora de prescribir un tratamiento, valorando el posible origen emocional de la enfermedad.

5. Propone un tratamiento individualizado, particularizado, basado en la observación de los síntomas personales del enfermo, en su estado global, físico, mental y emocional.

6. Los remedios homeopáticos son sustancias naturales diluidas y dinamizadas que estimulan las reacciones defensivas del organismo globalmente, ordenando y acelerando el proceso de curación del paciente en su totalidad, sin efectos secundarios.

7. Los médicos homeópatas se centran en el individuo, integrándolo en su entorno, valorándolo individualmente, creando una relación personal con el paciente.

8. El paciente se responsabiliza de su tratamiento y de su estado de salud, haciéndose consciente de su realidad física y emocional, restituyendo progresivamente su salud, recobrando su independencia. Los medicamentos homeopáticos son baratos,

asequibles.

Medicina convencional

1. Clasifica las enfermedades según una visión fisiopatológica y bioquímica, valorando únicamente los síntomas comunes y rechazando la sintomatología particular del paciente.

2. Diagnostica homogéneamente a los pacientes, clasificándolos dentro de un grupo de enfermos.

3. Tiene una visión fragmentaria de los órganos y sistemas, los síntomas de las enfermedades se yuxtaponen y se tratan aisladamente con 5, 10, 15 fármacos diferentes…

4. Ignora el estado emocional y mental del paciente, así como las posibles causas emocionales de la enfermedad.

5. Propone tratamientos en masa, estandarizados, basados en el diagnostico de la enfermedad o en la sintomatología física, sin tener en cuenta los síntomas particulares ni emocionales del paciente.

6. Sus fármacos son sustancias químicas, con posibles riesgos y efectos secundarios, que actúan sobre órganos o tejidos suprimiendo los síntomas, borrándolos, haciendo con ello profundizar la enfermedad.

7. Está sometida a una continua tecnificación, guiada por protocolos despersonalizados a los que siguen toda una serie de pruebas complementarias y tratamientos…

8. El paciente responsabiliza al sistema de su estado de salud. En la mayoría de las enfermedades crónicas se requiere una medicación de por vida, haciendo al enfermo dependiente del tratamiento, lo cual le supone al paciente y a la sociedad un gran coste económico.